sábado, 31 de diciembre de 2011

Morro Solar: Jalón de orejas al CPHEP

Por: Juan Carlos Flórez Granda
 Circula hace varios meses por internet (*) el oficio No. 490 CPHEP/SCIH/07.00, fechado el 20 de diciembre del 2010, firmado por el Director de la Comisión Permanente de Historia del Ejército Peruano (CPHEP), dirigido al Sr. Issy Levy, presidente ejecutivo de GREMCITEL S.A., remitiendo “opinión histórica sobre localización geográfica de la posición de nuestro Ejército en los enfrentamientos con la milicia de Chile en la batalla de San Juan” (sic). Dejo en claro que este documento lo bajé de internet hace un par de meses atrás y el enlace figura al final del artículo.

En la carta de presentación se indica que la CPHEP “ha realizado la investigación pertinente”, citando al historiador Carlos Dellepiane cuya obra Historia Militar del Perú es un referente que contribuye al estudio táctico, de estrategias, durante la pasada guerra del Guano y Salitre que Chile nos declaró en el año 1879.

Comienza el oficio narrando los antecedentes de la disposición de la línea de defensa con pequeños errores de apreciación, que no son materia de discusión, pero que en términos generales nos grafica el escenario en esa época.

Continúa el oficio con una simple y generalizada descripción geográfica indicando el ala derecha defendida por la División de Iglesias pero se enreda en las posiciones puesto que, considerando solo el brazo de Marcavilca, existían 3 batallones: Guardia Peruana No.1, Cajamarca No.3 y Ayacucho 9 de diciembre No.5, comandados por el coronel Mariano Noriega y conformaban la 1ra. División del ejército del Norte, cuyo cuerpo general estaba al mando de Miguel Iglesias.

Lo curioso de este informe es la familiaridad en las citas, comentarios, estilo de escritura con algunos insignificantes cambios de palabras, medidas realizadas años atrás en trabajos de campo, citas en número de palabras sacados de archivos públicos y personales, estudios realizados por este servidor y que fue tronco y estructura para culminar mi libro en co-autoría con el Sr. Ernesto Linares, titulado “La Última Resistencia. La batalla en el Morro Solar de Chorrillos el 13 de enero de 1881”.  En otras palabras han copiado mis notas hasta las citas y fuentes para narrar el desempeño de la batalla por esa área sin siquiera mencionar a los autores y/o la fuente y encima lo han hecho mal.  Caso contrario, sí citan claramente al general Dellepiane para complementar “su estudio”.

El informe concluye, después de un deficiente análisis, producto del desconocimiento del tema,  que “la Comisión Permanente de Historia del Ejército del Perú (CPHEP), puede afirmar, a la luz de los documentos o partes de guerra oficiales que, los terrenos adquiridos al Estado Peruano por la empresa GREMCITEL y que se adjuntan en un plano demarcado en líneas azules, no constituyen escenario de esta heroica resistencia, no debiendo ser considerados dichos terrenos como Patrimonio histórico cultural de la Nación, en vista que en dichos lugares no se desarrollaron las acciones principales de la batalla de San Juan”.

Vergüenza ajena me da esta conclusión y malestar e indignación.

Vergüenza ajena por atribuirse estudios de otros, forzando una conclusión que difiere de la verdad histórica en un informe donde las ¾ partes del documento es un plagio mal armado. El parte de Panizo, del Batallón Coquimbo y Melipilla, la conferencia de Nicanor Beúnza y otros, son parte de un todo. El informe ha obviado los relatos de los militares Silverio Narvarte, Pedro Alcócer, Miguel Valleriestra, sargento Luís Aguirre Benavides, las conferencias del coronel Vidal Panizo en la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, los informes de la comisión que determinaría las leyendas en el monumento al Soldado Desconocido y muchos otros que están incluidos en el libro “La Ultima Resistencia”, publicado a mediados del año 2010 y cuya obra demuestra clara y fehacientemente que en todas las áreas descritas sí hubo batalla y quiénes fueron los que la defendieron.

Todo el conjunto llamado Morro Solar fue el escenario accidental y principal de batalla que tuvo su corolario en lo que hoy es la capilla de la Virgen del Morro, último bastión de defensa peruana el 13 de enero de 1881.

Malestar e indignación por copiar trabajo intelectual sin antes solicitarlo ni citar las fuentes como se señala en el libro (porque hasta correo electrónico de los autores se adjunta) y por la grave responsabilidad de la institución al que hacen atribuirse el estudio, atentando contra nuestra historia y de los que pelearon en el pasado por defender nuestro país. Para estos señores, toda esa gente de todo origen que pelearon en el Morro y alrededores nunca existieron. Fueron producto del imaginario popular o la fantasía al mismo estilo de una historieta. ¿Qué dirán el día de mañana?

Como indica la presentación del oficio, “Según el texto único ordenado de la Ley No. 27806 – Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, decretado por el Supremo Gobierno en que se unifican dispositivos legales, relacionados al derecho de las personas naturales o jurídicas a tener acceso a la información que posea o produzca la Institución…”, es que protesto por el mismo medio por utilizar trabajo intelectual sin previo permiso. Si bien los partes y relatos son de dominio público, al menos han debido tener la “delicadeza” de no copiar el mismo número de comas y letras. Mis comentarios han sido fiel calco de los escritos originales y tenemos con el Sr. Linares todo el material de borrador y final para probarlo.

Nosotros somos los únicos que hemos escrito sobre la batalla utilizando como fuentes los partes chilenos del Melipilla y Coquimbo, así como los relatos de Alcócer y Silverio Narvarte.

En cuanto al parte del coronel Arnaldo Panizo también lo hemos sacado del olvido para colocarlo en el contexto que debe ser y que es el tema central de estudio. Antes de nosotros, nadie lo utilizó para un estudio de las batallas, ni siquiera Basadre ni Dellepiane, solamente el teniente coronel Nicanor Beúnza y el coronel Vidal Panizo en sus respectivas conferencias pero no para un libro.

La Última Resistencia es la primera obra en su género que narra el por qué de las baterías del Morro Solar, su situación estratégica y geográfica, su desarrollo, importancia durante la defensa de Chorrillos el 22 de setiembre de 1880, para culminar con la última resistencia del ejército peruano el 13 de enero de 1881. Se incluye el armamento empleado, número de tropas, quiénes la comandaban, biografías de soldados y oficiales, etc. Es un trabajo que sintetiza años de investigación en archivos, bibliotecas, trabajos de campo y que en el futuro se ampliará y afinará más con nuevos hallazgos.

No opinaré más sobre el contenido histórico de este oficio. Creo que cualquier persona medianamente entendida en el tema podrá sacar sus conclusiones pero es lamentable que este pueda servir para sorprender a toda una institución y a los interesados.

Necesito una explicación al respecto. ¿Quiénes han sido los autores de este oficio que atenta contra los intereses peruanos utilizando fragmentos de estudios que sí concluyen que hubo batalla en esa zona? Exijo las reparaciones del caso a no ser que crean pertinente presentar mi protesta ante las instituciones correspondientes.



sábado, 2 de julio de 2011

Miguel Iglesias y la Reconciliación Nacional

Por: Juan Carlos Flórez Granda (*)

 “…Más tarde hice reconocer la clase de general a Iglesias, quien se encontraba ya en Cajamarca, lugar a donde le envié los respectivos despachos con emisario especial. Muchos años después, cuando Iglesias volvió a Lima, fuimos buenos amigos. En nuestras pláticas no tocamos nunca nada relativo a Ancón…”[i] (Andrés A. Cáceres)

A propósito de la traslación de los restos del general Iglesias a la Cripta de los Héroes y los distintos pronunciamientos de algunas instituciones y medios de comunicación me llevo a preguntar si realmente tenemos la suficiente madurez y conocimiento de los hechos ocurridos durante la pasada guerra de 1879.

Mi intención no es juzgar la actuación histórica de un personaje como Miguel Iglesias sino analizar someramente el contenido de las airadas protestas, en cierta forma, injustas y con matices de preocupante intolerancia.

La palabra traidor, felón y cualquier otro calificativo, es comúnmente utilizada en historia cuando se quiere descalificar a un personaje sin base alguna. Cualquier historiador serio no lo emplearía si en este no hubieran suficientes pruebas fehacientes del hecho ocurrido. Además existe en nuestro lenguaje una riqueza de calificativos mucho más apropiados. En el caso de Iglesias, es utilizado hoy con rauda ligereza por cierto sector que se siente agredido, afectado o impotente de poder sustentar un contexto histórico, estando más preocupados o fanatizados en cuidar la imagen de otros personajes con una devoción que linda en lo religioso, por el hecho de haber tenido alguna vez rivalidad política.

En este contexto no puedo llegar a entender cómo Cáceres llegó a entablar amistad con un supuesto “traidor” o “felón”, como califican los  detractores de Iglesias. Es tan impensable como ver a respetadas personalidades actuales entablar una muy buena amistad con asesinos, espías o narcotraficantes. Eso originaría la descalificación moral de toda la sociedad hacia la persona quien entabla amistad con este tipo de gente.

Es por ello que me inclino a creer que el mismo Brujo de los Andes tuvo la tolerancia, madurez y suficiente inteligencia para respetar posiciones antagónicas y entablar una buena amistad con su otrora rival político.

El ejército peruano ha rendido innumerables honores al general Iglesias. Tengo en mi colección un retrato del general Miguel Iglesias en un calendario de los años 60’s junto a otro personajes como Grau, Castilla, Olaya, Melgar, Bolognesi y el mismo Cáceres. Sin duda como un homenaje póstumo a su vida y trayectoria. Comprobamos también que Iglesias fue Presidente Nato de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia en 1885 al igual que Andrés A. Cáceres Dorregaray en 1886. Es ejemplar cómo esta institución patriótica se mantiene al margen de las pasiones políticas y acusa un conocimiento histórico objetivo y real de cada personaje de la vida republicana.

El Morro Solar cuenta con un monumento a un Miguel Iglesias mirando hacia Chorrillos donde realmente lo defendió y no en el Morro como erróneamente nuestra historia hace énfasis, inaugurado durante la época del general Manuel Odría, siendo alcalde el historiador Evaristo San Cristobal. En una de las placas de bronce robadas hace unos años indicaba que era el “…Homenaje del Ejército del Perú y la municipalidad de Chorrillos al general Miguel Iglesias.  Valiente soldado de la Guerra del Pacífico…”

Si seguimos buscando en los archivos del Congreso de la República encontraremos que en 1928, durante el gobierno de Augusto B. Leguía se ordenó colocar en el sitio más conveniente la estatua de Miguel Iglesias con el fin de perpetuar su memoria[ii].  En 1943 se creó el distrito “Miguel Iglesias” en Celendín[iii] y en la década del sesenta, en Cajamarca un colegio militar con el nombre “Miguel Iglesias”[iv].

Es paradójico que con todos estos homenajes, monumentos, centros y lugares en memoria de Miguel Iglesias a través de nuestra vida republicana, sin contar con calles en su nombre, algunos levanten su voz de protesta tildándolo de traidor, felón y cuando calificativo existe sin más base que defender una posición políticamente apasionada, descontextualizando los hechos históricos en un tiempo referido y juzgándolo según los ojos del presente.

El Perú estaba en 1882, durante la campaña en la sierra, totalmente fraccionado. El país seguía a varios caudillos, dividiéndose las partes en Norte, Centro y Sur. La guerra interna era obvia. Unos eran partidarios de la paz, otros de continuar la guerra. Ambos pensamientos buscaban lo mejor para el país pero ese afán caudillista, egoísta o como se quiera entender, fue el detonante para que todos estos personajes no sean capaces de anteponer sus intereses personales frente a los del país y ponerse de acuerdo, arrastrando hasta hoy los mismos vicios. Seguimos echándonos la culpa entre peruanos y buscando mil excusas para justificar lo injustificable de lo ocurrido. En otras palabras no abrimos los ojos y no aprendemos de nuestro pasado. Y lo peor de todo es que en ese afán de descalificar al rival político nos remitimos a fuentes chilenas para cumplir ese objetivo con un peruano. De ahí surgen pues las desgraciadas frases políticas en plena guerra “primero los chilenos que a Piérola”. Es decir, a ese tipo de degradación llegan algunos peruanos con tal de descalificar a un rival en plena guerra.

Si me preguntaran cuál es mi opinión al respecto de Iglesias, respondería que no fue traidor.  Tampoco me parece justo que solo un grupo de oficiales sean trasladados a la Cripta de los Héroes. Tanto Iglesias, Cáceres y muchos combatientes que no están aun en este recinto han reunido y reúnen méritos suficientes por sus servicios en la defensa del Perú. Han tenido sus aciertos y desaciertos pero es totalmente injusto que se excluya de este recinto a los miles de soldados que, sin rango alguno dieron todo por el Perú. En vez de una cripta debería existir un camposanto como el cementerio estadounidense de Normandía, o el de Arlington y no estar rasgándonos las vestiduras fanatizándonos e insultando a cuanto personaje haya que no comulgue con las ideas del otro, pero a los detractores no les interesa eso.

A todo esto viene otra pregunta: ¿Los peruanos estamos preparados para una verdadera reconciliación?

El presidente electo Ollanta Humala declaró durante la entrega de sus credenciales:

"Asumiendo formalmente hoy la condición de Presidente electo de Perú, quiero reiterar el compromiso de ser el presidente de todos los peruanos y peruanas, y que mi gobierno aspira a reconciliar el país"[v]

Es de suma urgencia que en esa reconciliación también se incluya la objetividad histórica, construyendo un país de todas las sangres y no la mediocridad que aun nos polariza históricamente en una eterna lucha entre negros, blancos, mestizos, indios, chinos y cuanta combinación exista. Debemos de aceptar nuestra historia, sea buena o mala, aprendiendo de los errores y entendiendo nuestras culturas. Desde el momento que la aceptemos sin matices políticos, apasionamientos ni fanatismos y respetemos las distintas culturas que existen en nuestro país, es entonces que recién creceremos como nación unida.


(*) Director de la Sociedad de Estudios Históricos Coronel Arnaldo Panizo

 


[i] La Guerra entre el Perú y Chile 1879-1883. Extracto de las Memorias de mi vida Militar. Tomadas al dictado y recopiladas por Julio C. Guerrero. Editora Internacional. Buenos Aires 1924.
[ii] Ley No. 6075
[iii] Ley No. 9818
[iv] Ley 15550
[v] Periodista Latino.com 24 de junio del 2011. http://www.periodistadigital.com/inmigrantes/vida-cotidiana/2011/06/24/ollanta-humala-presidente-electo-peru-credenciales.shtml

jueves, 13 de enero de 2011

El Morro Solar 130 años después

Por: Juan Carlos Flórez Granda (*)

Hoy se celebra un año más de la Batalla de San Juan ocurrida el 13 de enero de 1881. Hace 130 años cerca de 18,000 peruanos de toda condición social dieron de sí en la primera línea para defender Lima de la inminente invasión chilena a la capital. En esta se dieron muchas pruebas de heroísmo, unas con esfuerzo sobrehumano y otras con la vida, donde la sangre, mudo testigo de estas proezas, se mezcló con la tierra que hoy día pisamos frecuentemente cuando nos dirigimos hacia San Juan y Villa o visitamos el Morro Solar, hoy totalmente abandonado.

Acerca de este último debemos hacer un “mea culpa” sobre la defensa de esta área de terreno donde varias instituciones particulares hemos contribuido con nuestro granito de arena para mantenerlo intangible por razones históricas, recibiendo el eco de autoridades del gobierno central.

Vista del Morro Solar desde el Puente Villena en Miraflores (2006)
Por un lado, se ha logrado detener el proceso de construcción (podríamos denominarlo “legal” para fines de este artículo), pero no nos damos cuenta de las constantes construcciones ilegales que están minando toda la pared externa del Morro con la venia silenciosa de la autoridad municipal.

Es lamentable ver como poco a poco lo que antes era un cerro y arenal hoy es un cúmulo de casas de material precario que van expandiéndose hacia las alturas del Morro y que va borrando todo vestigio de la pasada guerra. Por ejemplo, del zigzag construido hacia el lado Este (todo el brazo de Marcavilca), que servía para subir material de artillería y personal, hoy solo queda un pequeño tramo en la parte superior. Por la subida principal, asfaltada, que lleva hacia el abandonado monumento al soldado peruano podemos apreciar que solo falta techar un tramo de la subida para que las viviendas sigan poblando cerro arriba. Por último, donde quedaba la antigua batería provisional (cerro Calavera) y mira hacia el hoy Estadio Municipal, las construcciones ilegales han poblado toda el área utilizando las bases de las antiguas plataformas como zona de mezcla de cemento. Por cierto, caminar o recorrer esas zonas se han vuelto cada vez más peligrosas porque los pobladores ahora lo reclaman como propiedad suya si uno se atreve a acercarse. Ni hablar de los monumentos que solo lucen decentemente lo poco que les queda cada 13 de enero, cuando se realiza la ceremonia oficial.

Lo irónico del caso es que estas invasiones, fuera de estar lotizadas, cuentan ya con alumbrado eléctrico y estimo pasarán unos 5 años más para que el complejo del Morro Solar se convierta en un cúmulo más de cerros poblados.

Es entendible que la necesidad social (no lo llamo problema), de buscar un terreno para poder vivir es un tema que compete las autoridades pero estos deben de salvaguardar también los intereses patrimoniales de toda la sociedad. Es un tema en el que no podemos voltear la mirada y la Municipalidad de Chorrillos debería tomar un rol más activo, quizás cercando el perímetro para evitar futuras invasiones como lo hizo con los pantanos de Villa o planteando otra alternativa más viable en defensa del patrimonio y también de la seguridad de los pobladores, puesto que al ser el Morro una formación rocosa y estando las viviendas bajo estas, no tardará como ocurre en un país como el nuestro, un sismo de regular intensidad y se desate una tragedia de mayor envergadura, producto de la mala planificación, indiferencia o como se le quiera llamar.

Hablando figurativamente, se ha ganado una batalla evitando la construcción de viviendas en la zona de La Chira – Herradura pero por otro lado estamos perdiendo de lejos por la actitud silenciosa de las autoridades que permiten la población ilegal de un territorio que pertenece a la memoria histórica del Perú.

Habría que preguntar, si se pudiera, a los miles que murieron en 1881 y si nos remontamos unos siglos atrás, a los pobladores de la cultura Lima si alguna vez pensaron siquiera poblar una zona sagrada donde enterraban a sus muertos.

El Morro Solar fue, el 13 de enero de 1881, el último bastión de la defensa de Lima en Chorrillos. Hoy es el último bastión de la memoria histórica de esa época. Estamos todavía a tiempo para corregir errores, para dar sentido a los defensores del pasado. Si no hacemos nada llegará un día, así como ocurrió con los campos de San Juan, que el Morro Solar desaparecerá de la memoria histórica peruana para pasar a ser un promontorio habitado más de tierra y arena que adorna nuestra ciudad.

(*)Investigador de la Guerra del Pacífico.
Director de la Sociedad de Estudios Históricos Coronel Arnaldo Panizo.