miércoles, 11 de abril de 2007

1904: EL AÑO QUE PERDIMOS ARICA




Por Juan Carlos Herrera Tello*

Mucho se dice con facilidad que el ex presidente Augusto B. Leguía fue el causante de la pérdida del puerto de Arica en la negociación de 1929. Nada más falso. Leguía sinceró la realidad bajo el espectro internacional que rodeaba al Perú: ninguna posibilidad de recuperar el puerto dentro de los acuerdos de 1883; tampoco por la vía del laudo Coolidge que finalmente había demostrado la impracticabilidad del plebiscito y la presencia del ferrocarril que une Arica con La Paz, construido en base a lo establecido en el Tratado de 20 de octubre de 1904 entre Chile y Bolivia. Es este ferrocarril el causante real de la pérdida de Arica, ya que su importancia comercial, su estratégico emplazamiento y los derechos que sobre él tienen Chile y Bolivia impedían que un tercero como el Perú se beneficie de este polo de desarrollo al momento de recuperación de su puerto. La historia de las relaciones diplomáticas de Bolivia con Chile y Perú, son por decir lo menos, contradictorias; el motivo de ello es exclusivamente su frustrante acceso al Pacífico con el propósito de terminar su enclaustramiento. Desde su nacimiento como república, Bolivia pretendió Arica y como el Perú no permitió la desmembración de territorios poblados, motivó que casi ambos pueblos se fueran a la guerra. Tanto Arica como Tarapacá se habían consolidado como peruanos pero, más al sur de este último departamento, se encontraba un territorio que estaba bajo administración del Virreinato del Perú de acuerdo a una Real Orden dada el 1º de octubre 1803, y posteriormente confirmada por otra el 17 de marzo 1805. Este territorio era el antiguo partido de Atacama que fue ocupado por el Mariscal Sucre y entregado a la nueva república de Bolivia como su costa, sin la oposición del Perú. Este acto de usurpación por parte de Sucre con la aceptación, anuencia o dejadez del Perú, fue básicamente porque estábamos bajo el influjo de Bolívar, quien era Presidente del Perú. Fueron peruanos como Hipólito Unanue, natural de Arica, José María Pando y otros ilustres ciudadanos que no permitieron en ese momento la segregación de Tacna, Arica y Tarapacá a Bolivia, mientras que esa zona inhóspita y casi despoblada pasó a manos de Bolivia, país que no tuvo el tiempo suficiente para desarrollar su litoral, porque le tenía ocupada las constantes revueltas de su clase política, mientras que las pocas actividades comerciales las realizaba por el puerto de Arica.

LA PESADILLA DE LA CONFEDERACIÓN

Cuando se concretó la Confederación Perú – Boliviana, el Perú fue partido por la mitad, y Bolivia mantenía su unidad, lo que constituyó una pesadilla para Diego Portales y la clase dirigente chilena, que veía en ella un factor de preponderancia en el continente, su duración fue corta y Chile le declaró la guerra derrotándola con la ayuda de peruanos. El odio a Bolivia se puso en evidencia cuando el General Gamarra la invadió, muriendo en su intento en Ingavi, luego vinieron los problemas de la moneda falsificada y de escaso valor que Bolivia había diseminado en el sur peruano y nuevamente su reclamo absurdo de tentar el puerto de Arica, fundamentando su proposición en el solo hecho del usufructo, mientras que el llamado “Litoral” era olvidado. Descubiertos importantes depósitos de guano y posteriormente salitre por ciudadanos chilenos en el litoral boliviano, comienza el conflicto y la pérfida acción de Chile para realizar un canje de territorios al pretender ayudar a Bolivia en ofrecerle una salida al océano por los territorios peruanos de Tacna, Arica y Tarapacá a cambio de su entonces ya rico litoral.

LA ALIANZA SECRETA.

En 1873 Perú y Bolivia suscriben un acuerdo secreto de Alianza Defensiva contra cualquier agresión extranjera. Este Tratado es el que arrastra al Perú a la guerra en 1879, cuando el presidente boliviano Hilarión Daza, violando el Tratado de 1874 con Chile, eleva el precio del quintal de salitre e insta al Perú a que acuda en su defensa argumentando el pacto de 1873. Fiel a sus compromisos el Perú se involucra con el aliado y desarmado enfrenta la lucha. Luego de los primeros reveses de la guerra, Bolivia se retira de la contienda y se produce la “retirada” de Camarones; un golpe de Estado destituye al presidente Daza y los bolivianos intentan borrar la mancha de su ejército regresando al teatro de la guerra, ya esta vez en Tacna, en la batalla del Alto de la Alianza, donde el ejército aliado es destrozado y nunca más Bolivia participa en las operaciones bélicas. Abandonado a su suerte, el Perú asume toda la carga del conflicto absolutamente solo. El tratado de 1873 probó pues ser el pretexto de conducir al Perú al desastre. Perdida la guerra, destruidas las industrias, ocupadas sus principales ciudades y aniquilados sus ejércitos el Perú tuvo que firmar el Tratado de Ancón con un Protocolo anexo donde se demuestra la verdadera intención de un enemigo implacable; mientras Bolivia escudándose en sus alturas espectaba la aniquilación de su aliado y solo firma un Pacto de Tregua manteniendo la posibilidad de obtener alguna costa a futuro. En mayo de 1895 se firma entre Chile y Bolivia un Tratado y dos Protocolos Complementarios en el que se formulaba lo siguiente: a] Tacna y Arica pasan a poder de Bolivia en caso Chile gane el plebiscito estipulado en el Tratado de Ancón y, b] Si Chile no gana el plebiscito se compromete a ceder la caleta de Vitor hasta Camarones. Bolivia realizaba este tipo de acuerdos conociendo el sufrimiento de la población peruana en aquellas ciudades, sabiendo que la situación jurídica de Tacna y Arica dependía del plebiscito a realizarse y, lo que es peor, perjudicando a su antiguo aliado. Este acuerdo no prosperó, no por culpa de Chile sino por la misma Bolivia que en noviembre de 1896 trató de cambiar la esencia de los Pactos, proponiendo ser ellos los que escojan el puerto en la costa de Chile y porque cedieron a la Argentina la Puna de Atacama que se encontraba en posesión de Chile por el Pacto de Tregua de 1884. Sobre esto escribió en el año 1900 don Luis Orrego Luco en su libro “La Cuestión Boliviana” lo siguiente: “No creemos que exista en la historia americana ejemplo alguno de duplicidad semejante a la empleada por Bolivia en la época de los tratados chileno-bolivianos del 95; ni cabe mayor audacia en la política internacional de un pueblo que usufructúa su situación para quebrantar todos sus compromisos, uno a uno, para burlar todas sus promesas, para levantar el engaño y el fraude como sistema de política internacional permanente”.

LO QUE HIZO BOLIVIA

Bolivia firma el Tratado el 20 de octubre de 1904, un 20 de octubre tal como Chile impuso la firma del Perú en el Tratado de Ancón pero sin que su capital haya sido ocupada, sin disparar un solo tiro y viviendo en democracia, con dos presidentes que se sucedieron y llevaron adelante la negociación, y realizando una acción más contra su antiguo aliado, permite en la cláusula tercera de dicho tratado la construcción de una vía férrea entre Arica y La Paz, cuando Chile no tenía soberanía sobre el puerto. El ferrocarril de Arica a La Paz es el principal escollo que tendrá que sortear el Perú para que Arica vuelva a su soberanía, pero esa importante vía de comunicación era también la principal arma de Chile y el “sine qua non” de sus propósitos para futuro, con lo que Chile empieza a inducir en el Perú la posibilidad de partir el territorio, de tal modo que Tacna quede en el Perú y Arica en Chile. Solución que fue finalmente la del Tratado de 1929. Firmado el Tratado de 1929, fue Chile quien introdujo el artículo 1º en el Protocolo Complementario en donde se establece que ni Chile ni Perú pueden ceder a una tercera potencia los territorios materia del acuerdo. Pero ¿por qué la sorpresiva inclusión de ese artículo en el Tratado? La respuesta a esos antecedentes la encontramos en el texto “Después de la Paz...” de Conrado Ríos Gallardo, donde desmenuza con habilidad el derrotero de las relaciones internacionales de Bolivia con Chile e inclusive con adjetivaciones contra ese país, su diplomacia y su clase dirigente; examina las idas y venidas de Bolivia y aclara a esa nación su falta de honradez hacia el Perú que se inmoló defendiendo su causa; no solo esgrime Ríos Gallardo su falta de ética con su antiguo aliado sino también destaca la molestia de Chile cuando Bolivia vende la “Puna de Atacama” a la Argentina, en momentos que estaban en negociaciones con el propósito de obtener un puerto; esta falta de criterio de las autoridades bolivianas estigmatiza a la clase política de Bolivia de aquella época. Bolivia no reclama una salida al mar al año de suscrito el Tratado de 1904, ni menos en la construcción del ferrocarril de Arica a La Paz iniciado en 1906, tampoco al culminar dicha construcción en 1913 sino recién en 1919, 14 años después de suscrito el tratado de límites, y este reclamo lo fundamenta por territorios que fueron peruanos, territorios que se encontraban en situación de definición de su nacionalidad y que el clamor nacional peruano tenía la confianza en su reincorporación. No pidieron una salida por sus antiguos territorios.

¿TACNA Y ARICA A BOLIVIA?

Aunque parezca absurdo el pedido de salida al mar que Bolivia solicitaba nació por obra y gracia del ex presidente Montes, aquel que inició las negociaciones del tratado de 1904, el mismo que renunció a la costa a cambio de dinero y facilidades portuarias en Arica y Antofagasta, este sujeto en carta dirigida al Ministro de RR EE de Francia, cuando ocupaba el cargo de Embajador, escribió que “Bolivia tiene intereses superiores en las provincias de Tacna y Arica actualmente en disputa entre Chile y Perú”. “Chile y Perú, tienen razones de orden político mientras que a Bolivia le asiste la historia y la tradición porque Arica ha sido en todo tiempo el órgano natural de expansión comercial”. Finalmente agrega: “La Liga de las Naciones dictará un fallo justiciero conforme con los antecedentes jurídicos, históricos y geográficos... implicando la reincorporación de los territorios de Tacna y Arica a Bolivia”. Esta nota causó indignación en el Perú y a raíz de ella se emitió la respuesta de Torre Tagle: “Cuando una nación ha dado al mundo ejemplo de firmeza para reincorporar a su seno las provincias que nos arrebató una guerra de conquista, no hay el derecho y menos que nadie en quien compartió los azares e infortunio de la contienda de disputarle el señorío de territorios cuya población ha mantenido incólume a través de varias generaciones el sentimiento patriótico peruano”.Este es el legado de la generación que defendió los intereses peruanos en las provincias cautivas, y este legado no puede ser olvidado porque la frontera que se trazó en 1929 tiene como tinta la sangre de peruanos que murieron por defender su territorio y tiene además el perfil del trazo del ferrocarril de Arica a La Paz, trazo que hizo Bolivia en 1904. La solución al problema de mediterraneidad de Bolivia se daba si Chile no hubiese construido la vía férrea en Arica o que Bolivia no le acepte semejante trato, de tal modo que Chile con el correr del tiempo hubiese entregado las provincias peruanas a su legítimo dueño, y como Tarapacá había sido cedida perpetua e incondicionalmente a Chile, fácilmente por ese territorio se le hubiese dado una franja a Bolivia; esta tesis fue esbozada por el profesor chileno Carlos Vicuña Fuentes, motivando su expulsión de la cátedra. Si lo que Bolivia desea es un bañadero en el Pacífico por una franja en el norte de Arica, dudo mucho que el Perú acepte, y tal vez proponga una fórmula similar a la ya presentada a Chile en 1976, es decir, la soberanía compartida en el puerto de Arica; al final fue Chile el que violó el Tratado de Ancón y la solución de la división territorial perjudicó al Perú. Lo que Bolivia debe de definir es qué tipo de salida quiere al océano, es decir “la reivindicación” con lo cual la salida soberana deba ser por los territorios que fueron bolivianos; o “una simple salida al mar” para satisfacer a un pueblo que solo quiere ver el océano sin la posibilidad de construir un puerto; o seguir perjudicando al Perú y salir por Arica olvidando los derechos de servidumbre establecidos en el Tratado de 1929.

EL ENCLAVE

Creo que Bolivia, si Chile lo permite, debe salir por territorios que no afecten la continuidad territorial chilena, y por donde fueron indudablemente bolivianos antes de 1904. Esta salida es única y se llama “enclave”, y puede ser un puerto actual como Tocopilla o Mejillones, o uno por construirse, y para la comunicación con tierra establecer un corredor conectado al territorio boliviano, sin perjuicio de la soberanía que a Chile le corresponde a ejercer. Es obvio que Bolivia es la culpable de su encierro, y no puede reclamarle nada a Chile que ya le dio concesiones, ferrocarriles y dinero, al final es lo que quiso, es lo que firmó, es lo que debe cumplir y debe de comportarse como nación civilizada respetando las normas que el derecho internacional impone.

* Abogado, Asesor en Asuntos Internacionales
Publicado en el Diario “La Razón” de Lima - Perú