jueves, 2 de noviembre de 2017

EL MAESTRO PEDEMONTE: UN HUMILDE EJEMPLO DE HEROICIDAD

Por: Juan Carlos Flórez Granda
Director SEHCAP

Manuel Pedemonte Carrillo fue uno de esos personajes que por circunstancias extremas ponen a prueba su moral y convicciones hasta llegar a actos de heroicidad.
Nacido en Pisco en 1854, a los doce años tuvo su primera prueba de fuego en el combate del 2 de mayo de 1866. Músico de profesión, integró durante la guerra contra Chile, el grupo de la banda de música del Batallón Ica. Su carácter siempre fue humilde y sereno pero con esa vena de artista que le permitía destacar en su oficio.

Ya el titular a una entrevista realizada en el diario “La Crónica” a finales de la primera década del siglo XX, rezaba de esta forma:

Conversando con el Maestro Pedemonte. El Decano de Nuestros Músicos Militares.
 La ingratitud que no se explica. Recordemos a nuestros veteranos.
Una acción de estímulo que se impone”.

Cuando su fama se convertía silenciosamente en parte de una leyenda popular por su acción en la guerra, Pedemonte, con sabia serenidad respondía:

 “Lo de mis servicios en el ejército y  lo de mi acción en la guerra no tienen nada de ejemplar. Lo que sí creo es que no debería olvidarse la nación de sus buenos hijos. Yo creo que siempre fui un buen hijo de la patria. Y sin embargo, es triste decirlo,  la patria me tiene olvidado…”

Y no era para menos, hasta su expediente militar se perdió en el Ministerio de Guerra cuando asesinaron al general Enrique Varela en el cuartel Santa Catalina durante el golpe de 1914.
Pero enterémonos por su propia crónica el acto de heroísmo que lo hizo famoso en su época.

Sargento 1ro. Manuel Pedemonte Carrillo
“…Fue en Ica en el año 82. Habíamos salido para allá después de la derrota de Miraflores. Íbamos a órdenes del coronel Mas. Los chilenos perseguían en la dirección de la hacienda “El Molino”. Y en esta hacienda hacía alto con las tropas peruanas el coronel Bernaola. Yo tenía, en ese entonces 33 años, El batallón chileno Longoi (Lontue NdR) había sido destacado para perseguirnos. Yo había oído hablar de un boliviano que cogido por los chilenos en las bandas de músicos enemigos había sido obligado á prestar sus servicios en las bandas chilenas y que él para no prestarlos se había cortado el dedo pulgar de la mano derecha. Entonces los chilenos se habían dedicado a buscarme a mí para hacerme servir como músico. Me pusieron preso en el local del colegio de San Luís, convertido en cuartel.
Yo era sargento primero de artillería en las filas peruanas. Acababa de servir como corneta mayor del batallón Ica. Junto conmigo estaba preso un músico peruano. Y él y yo estábamos designados para reemplazar al boliviano que se había cortado el pulgar. Por la mañana en que me tomaron preso me mandaron al rancho, para que recibiera el almuerzo. Yo estaba de mala gana y el caldo se me cayó de la cacerola. Entonces un cabo chileno ordenó que se me castigara. La sangre me hirvió. Yo recordé la doble humillación de haber caído en manos de los enemigos de la patria y el peligro de tener que tocar en sus instrumentos las marchas bélicas con que animaban los ataques á mí suelo y tomé la determinación. Por la tarde estaba ya con los dedos índice y mayor cortados de un hachazo. Naturalmente con esta circunstancia quedaba anulado para tocar en las bandas chilenas. Cuando me preguntaron por qué lo había hecho, respondí: Soy músico peruano. No tocaré ni una nota más en las bandas chilenas.
Yo no tenía interés en que se enteraran. Sabe usted, esas cosas no se hacen nunca para que se enteren. ¿Acaso cree usted que Olaya, el índio héroe de la independencia, tuvo la intención de que los chorrillanos le levantaran estatuas?...”

Manuel Pedemonte se reintegró en el año 1892 como músico de la banda de la Artillería de Marina. Después compuso varios temas y por testimonio propio indicaba, “soy compositor nacional. Recuerdo muy imprecisamente todas las piezas que compuestas por mí han sido tocadas después por las bandas del ejército. Pero de manera especial recuerdo mi alegría cuando al pasar por las calles he oído silbar por los muchachos y los hombres del pueblo mis valses y mis marchas. Entre las que más popularidad alcanzaron recuerdo el vals “Guillermina”, la marcha “Candamo”, que escoltara al difunto estadista en los funerales y cuya tonada se hizo tan popular. También obtuvieron éxito otras marchas y por último el vals “Rosalbina”. Mi última composición es la marcha fúnebre Guillermo Billingurst, que se ha tocado en los funerales del presidente…”

En el año de 1888 se realizó un concurso de bandas donde Pedemonte fue director de la banda de Policía del Callao y alcanzó el primer lugar.

La Academia Nacional de Santiago de Chile convocó a un concurso internacional y salió ganador su composición. “premiaron mi obra de música seria con presencias incaicas que yo titulara “Aires Peruanos”…Nunca recibió el premio.

“…No señor. No lo reclamé nunca. Es decir, creo y casi estoy seguro de que ese premio llegó a Lima pero no sé en poder de quién se habría quedado. Tal vez en algún ministerio. A mí esto me ha tenido sin cuidado, sobre todo cuando me proponía reclamarlo revivieron las tiranteces con Chile y usted comprende que con esto – mostrando los dedos – y con el fervor patriótico de por medio no iba a reclamar premio alguno…”

Este músico peruano olvidado formó discípulos y delante de él se hicieron los maestros de muchas bandas que han sido formadas en distintas regiones del territorio peruano. Nunca recibió premio ni distinción alguna por parte de las autoridades. Termina la entrevista decepcionado porque nunca le reconocieron sus años de servicios y había perdido toda esperanza de una pensión de retiro. Ya muerto en 1922, se le concede a la viuda una pensión de 3 libras mensuales y por pocos años después aumentaría a 5 libras.

Actos heroicos de gente común lamentablemente olvidados por el tiempo.


Esta breve reseña sirva como un rescate del olvido y un inicio a una investigación más rigurosa a personajes comunes como Manuel Pedemonte Carrillo, que no dudaron en dar todo por su país en tiempos de guerra.


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viernes, 25 de noviembre de 2016

Los héroes Olvidados

Por: Juan Carlos Flórez Granda
Director SEHCAP

Conocemos de manera general los hechos ocurridos durante la pasada guerra contra Chile, iniciada para nosotros el 5 de abril de 1879. En el transcurso de casi 4 años que duró esta, hemos leído a través de décadas y generaciones diversos hechos ocurridos en cada batalla: Su organización, armamento y actuaciones valerosas de personas que probaron, muchos con sus vidas, el sentido de defender nuestro territorio.

Nuestra historia se centra en grandes personajes como Grau, Bolognesi, Cáceres. También hemos escuchado y leído apellidos como Recavarren, Suárez, Arias y Aragüez, Sáenz Peña, entre otros. Pero muchas veces olvidamos a otros personajes comunes que también ofrendaron sus vidas, muchos, y otros sobrevivieron para contarla. Precisamente son los últimos, esos héroes olvidados que enriquecen situaciones con el detalle digno de ser plasmado para el conocimiento de las futuras generaciones. Encontramos también ruegos y pedidos de madres, esposas e hijos, con el dolor que conlleva las solicitudes para siquiera perennizar el nombre de algún familiar que no pudieron enterrar ni encontrar en los campos de batalla por impedimento del ejército chileno de ocupación.

El Archivo Histórico Militar del Paseo Colón encierra esa viva historia olvidada por los historiadores y que es oportunidad de desempolvarla para enriquecerla. Anécdotas como la del artesano Abraham Trillo Villamonte del batallón Iquique No.1 “al cual yo pertenecía, me encontraba en la plaza del mercado. Mi coronel Alfonso Ugarte hizo traer varias barricas de cerveza, celebrando el triunfo del Huáscar. Más tarde supo la desgracia de la Independencia y dándose una palmada en la frente, dijo: Estamos perdidos, pero no importa… ¡Adelante!”.

El soldado Mariano Meneses nos cuenta en sus anécdotas el haber conocido a dos de los máximos héroes, narrándonos sus impresiones: “Destruido totalmente el puerto (Pisagua), los buques chilenos Blanco Encalada, Cochrane y Esmeralda mantuvieron un bloqueo riguroso por 29 días hasta el 3 de mayo en que, con patriótico alborozo pudimos contemplar como la sola aproximación de la escuadra peruana compuesta de los buques Independencia, Huáscar y Unión ponían en fuga al enemigo que renunció al bloqueo del puerto.

Desembarcado el señor comandante del Huáscar Don Miguel Grau, cuyo aspecto sereno y majestuoso recuerdo todavía, nos felicitó por nuestra resistencia y ordenó se nos proporcionaran los víveres de que carecíamos hacía tanto tiempo así como algunos materiales de guerra…” y líneas después agrega: “al recordar estos episodios de mi lejana juventud, surge de mis recuerdos la figura gloriosa del coronel Bolognesi, su aire a la vez sencillo y marcial, su voz grave, sus cabellos blancos y, sobre todo, la mirada irresistible y fulgurante de sus claros ojos”


Encontramos anécdotas interesantes como el del marinero Lizardo Ruiz quien indica que antes del desbloqueo por parte de la corbeta Unión, “se suscitó una controversia entre el 1er. Comandante Villavicencio y el 2do. Aljovín, después de no ligera discusión el 2do. Comandante pidió el parecer de la tripulación, la cual a una sola voz aceptó la opinión del 2do. Comandante quien era partidario de romper el bloqueo”. Del doctor Augusto Pérez Aranibar quien nos narra una anécdota particular: “Curaba a un herido y estaba presente todavía otro al que acababa de curar, cuando una bala de cañón los mató a los dos, quedando yo ileso”

Cientos de relatos con impresionante detalle, todos recogidos de expedientes y que no tenía otro fin que el acogerse a las convocatorias de las distintas comisiones que premiarían a los sobrevivientes de las batallas ocurridas contra Chile. Estos testimonios, de gran importancia para el estudio y comprensión de nuestra historia también nos sirven para ubicar antiguos escenarios de batalla, para cotejar lo que la historia oficial, a veces politizada, nos oculta y para analizar las diversas estrategias, movimientos, logística y visión del hombre común que le tocó vivir en carne propia los estragos de una guerra.


Recorrer los pasillos del Archivo Histórico Militar es recorrer la historia de nuestro país porque no solo se centra en la guerra del guano y salitre sino que se remonta a tiempos de nuestra independencia, pasando por todos los aspectos y escenarios militares de nuestra convulsionada historia republicana. Revisar los archivos históricos militares es poner en la misma mano del investigador y del interesado común la viva historia de nuestro país y es una oportunidad para poder ejercitarnos en el amplio e interesante campo de la investigación.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Lo Visible de lo Invisible: Nueva muestra artística de Francisco Manuel Pantigoso incluye acuarelas sobre Chorrillos y Miraflores.

Por: Juan Carlos Flórez Granda


Durante y años después de la guerra declarada por Chile en 1879 distintos artistas han plasmado a través de oleos y acuarelas sus impresiones y visiones de lo ocurrido. Tenemos entre ellos al teniente británico Robert Le Lisle, quien pintó en acuarelas, distintas imágenes de las batallas libradas en el Perú durante la guerra.
Artistas post guerra como el español Ramón Muñíz con su famoso óleo “El Repase”, Juan Lepiani con sus obras “El Último Cartucho”, “La entrada de Cocharcas”, “el Tercer Reducto”, etc., el artista Italiano Agostino Marazzani Visconti con el famoso óleo de Alfonso Ugarte lanzándose del Morro de Arica y contemporáneos como la retratista Etna Velarde, todos ellos han dibujado el sentir y visión de la pasada guerra.
Y esa corriente artística histórica perdura a través de las nuevas generaciones de artistas. En ese contexto, el 19 de setiembre se inaugura en la sala de arte del Club Social Miraflores, la muestra “Lo Visible de lo Invisible”, del investigador histórico y renombrado artista Francisco Manuel Pantigoso. Si bien la muestra no es exclusiva sobre la guerra del guano y salitre, incluye en ésta dos interesantes representaciones alusivas a Chorrillos y Miraflores con audaz sub-realismo.

Precisamente, algunos meses antes, durante mis investigaciones de campo me encontré con el artista. Ya que soy testigo de su profundo interés por el estudio de los lugares, aproveché para realizar la siguiente entrevista:

JCFG: ¿Cómo te iniciaste en el arte?

FMP: He trabajado en la pintura desde niño, en el taller de mi abuelo, el gran pintor Manuel Domingo Pantigoso, Premio Nacional de Pintura 1990.

JCFG: ¿Qué técnica empleas en los cuadros que vas a exponer?

Foto tomada por el autor de la nota y representa la Batalla de Miraflores.
FMP: Son 16 acuarelas, técnica que he utilizado desde mis inicios y que me ha dado la satisfacción de ganar una Medalla de Oro en Rio de Janeiro, Brasil, en la década de los ochenta.  
La acuarela es la técnica donde me siento muy libre y que se amolda al mensaje de misterio que siempre ha tenido mi obra. Los colores, en una danza mágica, se unen bajo el agua, conversan en veladuras y determinan el hallazgo de planos esotéricos que giran en torno a la historia, la mitología y las leyendas.

JCFG: Y tomaste también temas de la Guerra del Pacífico…

FMP: En la exposición hay dos cuadros inspirados en la Batalla de San Juan y Miraflores, el 13 y 15 de enero de 1881.
Me inspiré en ese tema fantástico, porque además de pintor y abogado, como sabes, soy un amante del tema histórico que me lleva a la temática épica.
A través de los cuadros relacionados a la Guerra del Pacífico, quiero también honrar a esos héroes anónimos que lucharon justamente en el suelo que hoy acoge la muestra. Es más, ese lugar fue el Reducto No.1 según diversas fuentes. Creo que Miraflores le debe mucho a sus defensores, y yo agrego un grano de arena a honrarlos. La exposición está acompañada de poemas de mi padre, el poeta Manuel Pantigoso Pecero, y es justamente los poemas a las batallas que complementan de manera fantástica los dos cuadros de homenaje a Miraflores y que han salido muy interesantes en la vibración y dimensión de la unión pintura-poesía, como un todo armónico.


JCFG: ¿Piensas exponer temas exclusivos de la Guerra del Pacífico en otros países como Chile o Bolivia donde el público es más sensible?

FMP: Si se da la oportunidad, se hará. Pero estos cuadros no buscan exacerbar pasiones, sino homenajear al soldado, sea de la nacionalidad que sea, que lucha por un ideal y que deja su familia para sucumbir en las arenas.  Trato de rescatar el lado humano, épico, de heroicidad anónima, a través de las sugerencias de pinceladas de acuarela.

 JCFG: ¿Qué otras muestras has expuesto?

FMP: He expuesto diversas individuales y colectivas en Lima y en el extranjero; destacando mis muestras en Brasil, en Rio de janeiro y Acre. Además he sido ilustrador en diarios diversos y en libros de poesía.

El autor de la nota con el investigador y artista Francisco Pantigoso.
JCFG: Y a modo de pregunta final ¿Cómo ves el mercado (o público) en el ámbito del arte en el Perú respecto a otros países?

FMP: Creo que es un mercado con mucha gente que se apasiona por ir a galerías y disfrutar de las nuevas vertientes, es un mercado en franco crecimiento. En un mundo donde la tecnología nos está aislando, una galería es un espacio de diálogo, de inspiración de grupo, de salvarnos como seres humanos en la trascendencia que el arte otorga.

Después de terminada la amena entrevista visitamos varios lugares del Sur de Lima como parte del trabajo de inspiración para sus obras.
Temas en la próxima exposición como la Leyenda del Divino Niño de Etén, Ruinas de Bandurria, Pelícano de Nazca, La Leyenda de los Naylamp de los Moche, Ocupación de Chorrillos y Batalla de Miraflores, entre otros, promete ser una muestra de primer nivel donde todos están invitados a la inauguración.

Fecha: 19 de setiembre del 2016.
Lugar: Sala de Arte del Club Social Miraflores
Dirección: Malecón de la Reserva 535, Miraflores
Hora: 19:00 (7:00pm)

Entrada Libre.